miércoles, 20 de agosto de 2014

Spartacus

Antes de empezar a ver esta magnífica serie hay que tener en cuenta varios aspectos importantes, para poder ser conscientes del enorme mérito que supuso. 

Por un lado, el cambio de actor protagonista. En la 1ª temporada contamos con Andy Whitfield (abajo) como Espartaco, con un carisma arrollador que nos engancha desde el primer capítulo. Lamentablemente, durante el rodaje le diagnostican un cáncer que acaba con su vida tras meses de lucha.

Escogen a Liam McIntyre (arriba) para continuar el papel protagonista, y he de decir que nunca había visto una serie que sobrellevara tan bien un revés tan trascendente en su reparto, sobre todo a nivel moral. Los primeros dos capítulos se le nota desubicado y temeroso, ya que tiene una gran responsabilidad: Interpretar a un personaje, pero también a una persona que dejó el listón muy alto. Pero a partir del tercer episodio evoluciona a pasos agigantados, y olvidamos el cambio, pues realiza una actuación magistral. Un papelazo, vamos.

Por otro lado, inicialmente tenía tres temporadas: "Arena y Sangre", "Venganza", y "La Guerra de los Condenados". Sin embargo, rodaron una intermedia, "Dioses de la Arena", dejándola como 2ª temporada, mientras aguardaban noticias de que Andy Whitfield hubiera superado la enfermedad. Es una precuela de "Arena y Sangre", y nos permite empatizar con las historias pasadas de los personajes que ya habíamos visto en la primera, además de aportarnos muchos datos para las siguientes. En mi opinión, perfecta en todos los aspectos, teniendo en cuenta las condiciones y la rapidez con la que tuvieron que actuar para que la serie no quedara en el olvido. Sin ella, faltaría algo. Aún así, es recomendable seguir el orden de rodaje para visualizarla, y no ver primero la precuela, pues no contaríamos con la relación ya establecida con el elenco.

Absolutamente TODOS los capítulos son épicos y TODOS los personajes son increíbles. Estables, definidos, pero con espacio para evolucionar y cambiar. No hay ninguno que parezca fuera de lugar, o que nos deje indiferentes al terminar. Odiamos a quien tenemos que odiar, y hacemos nuestra la causa de aquellos que luchan contra la esclavitud.

Visualmente hay muchísimos detalles que enriquecen cada secuencia. Vemos como el presupuesto va aumentando temporada tras temporada, como van añadiendo localizaciones de exterior y planos con multitudes. En conjunto, es lo más épico que he visto en mi vida. Planos buenísimos, donde el bajo presupuesto se utiliza maravillosamente para atrapar al espectador en movimientos de cámara inesperados y efectos de sangre exagerados que en ningún momento resultan absurdos o surrealistas. Es más, engrandecen la visión de la escena. Primeros planos alucinantes, que nos permiten saborear el vino almacenado en ánforas de arcilla.

El vestuario es de los aspectos más cuidados de la serie. Las armaduras y los vestidos son insuperables, parecen hechas para cada uno de sus portadores. Reflejan su personalidad de la misma manera que lo hacen sus gestos o expresiones faciales.
La banda sonora también es magnífica, muy variada, y entrelazada de manera muy inteligente, sobre todo con los planos a cámara lenta, de esos que me encantan. Los sonidos de ambiente son de los mejores que he visto. Metal contra metal, metal contra metal hasta que consigue ponerte el vello de punta. Muy buenas coreografías, con unos saltos imposibles, pero que al igual que la sangre, lejos de parecer fuera de lugar, consiguen que te pongas tenso en el sofá y sueltes un: ¡¡¡Yuuuuuooosss!!!

Aún así, a pesar de que todos los aspectos técnicos, argumentales y visuales son fantásticos, lo que queda en el recuerdo son las expresiones que utilizan algunos de los personajes. Se pegan, igual que se pega el acento cuando pasamos un tiempo en un lugar diferente. De repente, en una situación cotidiana, nos encontramos exclamando: ¡Por todos los dioses!, o ¡Por la polla de Júpiter!, para posteriormente estallar en carcajadas al darnos cuenta de lo que hemos dicho. En la serie no tienen desperdicio, aportan el toque de humor en medio de una escena dramática o tensa, y se convierten en el sello de muchos personajes.

En definitiva, absolutamente recomendable. Indispensable. Son capítulos de 50 minutos, muy fieles a la historia (más que otras producciones realizadas hasta el momento). Nunca podrás ver uno solo. 

Nota: 10, más que merecido

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