jueves, 19 de diciembre de 2013

El despertar de la señorita Prim - Natalia Sanmartín Fenollera

Peculiar. Sincera, con matices que desafiarán el saber estar y la educación. Entrañable y exasperante. Escrita con sencillez, pero de una complejidad abrumadora, con múltiples referencias literarias que constituirán un oasis para los entendidos, y una inyección de conocimientos para los aprendices. Porque siempre se aprende algo nuevo.

"Atraída por un sugestivo anuncio, Prudencia Prim llega a San Ireneo de Arnois, un pequeño lugar lleno de encanto cuyos habitantes han decidido declarar la guerra a las influencias del mundo moderno. La señorita Prim ha sido contratada para organizar la biblioteca del Hombre del Sillón, un hombre inteligente, profundo y cultivado, pero sin pizca de delicadeza. Pese a las frecuentes batallas dialécticas con su jefe, poco a poco la bibliotecaria irá descubriendo el peculiar estilo de vida del lugar y los secretos de sus nada convencionales habitantes. "

El estilo de la narración es absorbente, pues nos regala certezas que se vuelven indiscutibles frente a chimeneas encendidas, con la incuestionable hospitalidad de los habitantes de San Ireneo, siempre acompañada de tartas, pastas y buen té. Conversaciones tan ingeniosas como irónicas, perfectamente irónicas, que enriquecerán nuestra forma de enfrentarnos a la vida.

Probablemente es una visión utópica de una sociedad en la que cada uno de sus habitantes tiene tanto poder de decisión frente a un problema como el propio individuo. Podríamos llamarlo solidaridad, pues carece del brochazo cruel y egoísta con el que actualmente solemos enfrentarnos a las preocupaciones de otros. Encontramos sólidas amistades que se forman mientras las botas de agua dejan huellas en la nieve; y al amor, que se oculta en los ahora ordenados estantes de la sección de teología.

Nos invita a reflexionar sobre nuestro modelo de vida actual y hacia dónde nos encaminamos, pero a un nivel individual y personal, muy instrospectivo. Evidentemente hay algo que no funciona, no aprovechamos nuestro tiempo en cultivar los aspectos correctos de nuestra existencia. Y ante esto, propone una rebeldía silenciosa, de esas que le dan un vuelco al alma.

"Si dos personas se admiran mutuamente ello significa que no son iguales, porque si lo fuesen no se admirarían. Son diferentes, ya que cada uno admira en el otro lo que no encuentra en sí mismo. Es la diferencia y no la igualdad lo que alimenta la admiración entre dos personas, de ahí que la igualdad no tenga nada que ver con un buen matrimonio y sí lo tenga y mucho, la diferencia".

"Es más fácil proyectar la culpa en los ojos de los demás y defenderse de ello que encontrarla en el interior de uno mismo, donde no hay defensa posible".

“No, claro que no. La Redención no se parece en nada a los cuentos de hadas, señorita Prim. Son los cuentos de hadas y las viejas leyendas los que se parecen a la Redención…”

"El amor que mueve el sol y las otras estrellas". Dante Alighieri, Divina Comedia.

Nota: 8

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