miércoles, 19 de septiembre de 2012

Emboscada - Nora Roberts

Literatura
Desde un principio dejo claro que, como autora, Nora Roberts me gusta mucho. Antes de empezar a leer, hay que tener en cuenta con qué género nos vamos a encontrar, pues algunos pueden considerarlo surrealista o predecible. Lo que no recomiendo es leer dos libros suyos seguidos (de la misma línea), pues la repetición del patrón, su estilo, es demasiado evidente. 

Cierto es que forma parte de su sello, es la manera que ha escogido para contar una historia, siempre de un modo extraordinario, pero la cantidad de similitudes puede llegar a molestar un poco. Siempre una mujer, fuerte, independiente, atractiva según se mire, con una profesión muy interesante (perfectamente documentada, tal y como ya he comentado en otra entrada), un hombre  estupendo y una sucesión de acontecimientos que  inyectan la dosis de misterio y tensión, que concluyen en un desenlace emocionante, aunque no sorprendente.

A pesar de todo ello, considero que este libro es mejor que "Llamaradas", tal vez porque profundiza un poco más en la relación entre los protagonistas y da más información sobre el punto de vista del asesino, es más cruel, más premeditado. El campo de adiestramiento canino para Búsqueda y Salvamento logra más empatía con el lector, aunque no aporta el chute de adrenalina de un bombero paracaidista.

Fiona Bristow se ha trasladado a la isla de Orcas, y vive en una preciosa casa desde la que también trabaja. Su profesión consiste en adiestrar perros, y si es necesario, también a sus dueños. Imparte clases básicas de órdenes sencillas y va aumentando el nivel hasta que consigue convertirlos en una pareja perfecta de Búsqueda y Salvamento, la unidad que ha creado y donde todos colaboran de manera voluntaria. Convive con sus tres labradores y, según parece, tiene una vida de ensueño. Pero ha sufrido mucho para llegar hasta allí y poder reconstruirla. 

Varios años atrás un asesino en serie comenzó a elegir como víctimas a chicas universitarias. Siempre piensas que no te va a pasar a ti, pero a Fi le tocó. Y tuvo suerte, pues fue la única superviviente del Asesino del Pañuelo Rojo, aunque se ganó esa supervivencia a base de golpes, sangre fría y astucia. 

Una vez asentada en la isla, procurando cerrar las heridas, puede disfrutar de la paz que necesitaba desesperadamente. Jamás esperó que alguien como Simon Doyle fuera a irrumpir en su existencia de una manera tan atolondrada. 

Simon busca ayuda desesperadamente: su madre le ha regalado un cachorro, Tiburón, pero le es imposible dominarlo. Para Fi, adiestrar al perro es fácil. Lo difícil es controlar al dueño. Mientras ambos cooperan en entrenar al cachorro, y va forjándose entre ellos algo más que amistad, el pasado resurge en la tranquila y organizada vida de Fiona: Un discípulo comienza a seguir los pasos de su maestro, con el único fin de matar a la mujer que una vez se le escapó de las manos, estrangulándola con un pañuelo rojo.

No podría decir nada negativo, salvo lo mencionado al principio de esta entrada. Como siempre, se aprende mucho, en este caso sobre adiestramiento canino y la metodología a seguir en la búsqueda de una persona desaparecida. 

Los personajes son perfectos, en especial la relación profunda pero casual que existe entre los protagonistas. Cabe destacar también a Syl y a Mai. 

Simon es ebanista, un verdadero artista. Es capaz de ver más allá, de sentir una pieza única en un tocón de árbol. Tiene un carácter seco, aunque de vez en cuando sufre unos arrebatos de sinceridad sentimental que enamorarían a cualquiera. Cuando dice algo, es por que lo piensa o lo siente realmente. Es muy observador y disfruta descubriendo los detalles. El problema es que las pelirrojas flacuchas no son su tipo. A pesar de ello, se ve totalmente cautivado por Fi, y qué demonios, también por el cachorro. No quería una mascota, y no quería una amante. Pero se da cuenta de que es incapaz de vivir sin ellos. 

Una de las cosas que me gustan de estos libros es que la sinopsis que contienen es demasiado escueta, y siento la necesidad de escribir una yo misma al sentarme para redactar la crítica, tal como he hecho con éste y con Llamaradas, para poder expresar todo lo necesario y no dejar nada atrás.

Nota: 9

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