jueves, 12 de enero de 2012

Saga los Hijos de la Tierra - Jean M Auel


Como saga, Fantástica. Excepto el último libro, ese es una basura. Más adelante lo explicaré.
Ambientada en la prehistoria. La saga está muy bien documentada. A través de las páginas aprendemos a sobrevivir. Aprendemos a hacer fuego y a lanzar piedras con la honda. Aprendemos sobre botánica, medicina natural, zoología, costumbres prehistóricas y accidentes geográficos. Aprendemos sobre herramientas, ritos, tribus y modos de vida. Unas descripciones magníficas acompañan a una saga con una historia profunda y entrañable, donde las relaciones son la base fundamental de la supervivencia, pero también muestra una vida dura y cruel. El ritmo y la narración son apasionantes.



En El Clan del Oso Cavernario, comenzamos con Ayla, una niña rubia de ojos azul-grisáceos, cuya vida se ve destrozada a causa de un terremoto. Pierde a su tribu y tiene que vagar sola para sobrevivir.
La recoge otra tribu de una raza diferente, menos avanzada. Iza, la curandera, y Creb, el chamán, la crían como si fuera hija suya. Ayla aprende las costumbres del Clan, sus ritos y su modo de vida, pero no todos la aceptan: es demasiado diferente. A pesar de ello Iza decide que sea la descendiente de su linaje y le enseña todo lo que sabe acerca de medicina, convirtiéndola en una curandera excepcional. Sin embargo, Ayla se ve obligada a abandonar el Clan para buscar su propia vida.
Nota: 10

Anexo: se realizó un largometraje basado en este primer libro. No tuvo mucho éxito, pero es interesante verlo, sobre todo para entender la manera de hablar del Clan.
La protagonista es Darryl Hannah. Es bastante fiel, pero no se aprovechó el tremendo potencial del libro para hacer una buena adaptación.

En El Valle de los Caballos Ayla abandona el Clan y viaja hasta encontrar un pequeño valle en el que se asentará durante algunos años. El libro alterna capítulos sobre Ayla y sobre un nuevo personaje: Jondalar. Este joven de ojos increíblemente azules tendrá una importancia vital en la vida de la protagonista, enseñándole otro modo de vida y otros conceptos que Ayla no puede ni imaginar. Sin embargo, Ayla siempre he tenido una mente tremendamente despierta, abierta e inteligente fruto de su aprendizaje con el clan, así que en ocasiones deberá ir más allá e inventar artilugios o realizar cosas totalmente inusuales, tales como domesticar animales.
Nota: 10
En Los Cazadores de Mamuts, Ayla y Jondalar se encuentran con una nueva tribu: Los Mamutoi. Haciendo honor a sus costumbres, los mamutoi invitan a los viajeros a pasar el invierno con ellos. Pero la pareja lleva demasiado tiempo sola, y la presencia de otras personas, en concreto de un hombre de piel morena interesado en Ayla, puede alterar el equilibrio de la relación.
Nota: 8
En las Llanuras del tránsito Jondalar quiere regresar con Ayla a su hogar, a más de un año de distancia. Por el camino conocerán nuevas tribus y vivirán muchísimas experiencias. Ayla aprenderá el valor de la amistad y de la integración en diferentes culturas.
Nota: 9
En Los Refugios de piedra, Jondalar y Ayla se asientan por fin en el hogar de él: la tierra de los Zelandonni. Ayla deberá integrarse en su nueva familia y formar parte de la comunidad, a la vez que comparte su vida con Jondalar.
Nota:9

En La Tierra de las Cuevas Pintadas, lanzado en marzo de 2011, veremos el entrenamiento de Ayla para convertirse en chamán y curandera de los Zelandonni, dejando a un lado todo lo demás y hacíendolo pesado y aburrido. Las primeras experiencias en las cuevas tienen un cierto cariz espiritual, pero siempre lo mismo... No es ni la sombra de los otros, no merece la pena los largos años de espera. 
Abajo tenéis el botón del superspoiler poniendo el libro por los suelos. 


Durante los 4 libros anteriores se forja la identidad de Jondalar como el hombre perfecto, tanto física como psicológicamente.

Extraordinariamente atractivo, gran amante, inteligente, de mente despierta e innovadora, con intensos sentimientos y opiniones respecto a todos los ámbitos de la vida en las Cavernas, preocupado por los que le rodean, y que por fin ha encontrado alguien a quien amar. Ayla es su vida, su razón de vivir, la mujer perfecta, a la que siempre amará y con quien querrá estar pase lo que pase. Hace un viaje de más de un año con ella, en el que viven situaciones peligrosas, con la intención de integrarla en su pueblo y en su forma de vida, para que pueda convertirse en su compañera.
Ayla siente exactamente lo mismo por Jondalar.

Pero la vida de Ayla sufre un cambio brusco al convertirse en Zelandoni, ya tenia muchísimas aptitudes para curar e incluso algunas respecto al mundo de los espíritus, y necesitaba ser adiestrada correctamente. Jondalar, en lugar de profesar todos los aspectos antes descritos, y ser un amigo, un compañero y un apoyo para ella, se va a la Reunión de Verano con la zorra de su ex-prometida, a la que supuestamente casi no soporta, solo porque tiene ganas de sexo y Ayla está siendo adiestrada y no tiene demasiado tiempo para él.

Ayla obviamente no lo sabe, y no solo eso, sino que cuando ella termina sus días de adiestramiento y corre al encuentro de Jondalar, al que ha extrañado muchisimo, lo encuentra con la "señorita", acabados de salir del río, practicandole una felación después de una sesión de besuqueo, y seguramente un par de polvos antes de eso.

La pobre se queda blanca de la impresión y se va, diciendo que el puede aparearse con quien quiera, y que se va para no molestar, pero visiblemente dolida, muy dolida. Jondalar empieza a seguirla y a mascullar estupideces, las propias de un hombre al que han pillado en una infidelidad, pero que no sirven para nada. Despues, en lugar de dejar enfriar las cosas y arreglarlo con ella al cabo de un par de días, tiene tanta vergüenza que no quiere ni verla. Piensa que la ha perdido. (¡Pero muévete, que la conoces mejor que nadie y sabes lo que tienes que hacer! ¡Sabes que ella no se va a negar a hablar contigo, y ya tienes la experiencia de los Mamutoi!)

Pero claro, cuando ella toma unas hierbas que casi la matan, se le quita la bobería y consigue prácticamente traerla del mundo de los muertos... otra vez. La misma circunstancia se repite en el 3º libro, el de los Mamutoi, cuando Ayla casi se empareja con Ranec porque pensaba que Jondalar ya no la quería, y ese pueblo la había adoptado, y a ella jamás le habían enseñado que podía negarse a aparearse con otro hombre. Tomas las hierbas para ir al mundo de los espíritus y solo la fuerza del amor de Jondalar es capaz de traerla de vuelta, después de estar todo el invierno casi sin hablarle.

Pero como Ayla es taaaan buena, le perdona y todo vuelve a ser como antes. Y se acabó. VENGA YA!

Y encima, su hijita deseada, Jonayla, apenas aparece, solo para marcar el paso del tiempo y un par de veces con otras personas, no se hace una descripción exhaustiva de sus gustos, ni de las aptitudes que ha heredado de uno y de otro,aparte de que le gusta montar a caballo. No es un personaje importante, cosa totalmente ilógica.

El adiestramiento de Ayla es muy interesante a veces, pero se vuelve terriblemente monótono en otras. Muchas cuevas, muchas pinturas, muchas entradas a la Gran Madre Tierra. Demasiadas. Y demasiadas páginas solo para eso. Y concluyo... son demasiados años esperando este libro para llevarme esta decepción

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