Lo imposible

Magnífica. 

Da gusto encontrar la sala de cine llena en estos tiempos; hacía mucho que no compartía un largometraje con tanta gente. Ha sido un taquillazo, y con razón.

He de reconocer que después de todas las veces que vi el tráiler y de toda la promoción de Mediaset, ya me esperaba un fiasco como el de Tadeo Jones. Demasiada expectación, anuncios y publicidad por todos lados, consiguiendo únicamente que el espectador se sienta engañado. Pero afortunadamente no ha sido así.

Juan Antonio Bayona (El orfanato) ha conseguido plasmar la angustia más cruel y el sentimiento de fraternidad más profundo. Es difícil que yo llore viendo una película, pero con ésta no he podido evitarlo. Sé que la dirección buscaba el sentimentalismo y la lágrima fácil, tirando de primeros planos, ojos azules llorosos y rostros afligidos, así que me he dejado "manipular".

Literalmente, olvidas que has pagado 5 euros por un refresco y un paquete de palomitas, porque desde que empieza la película los dejas apartados en el portavasos, dando un sorbo aislado cuando la tensión del film se vuelve insoportable y sientes la salitre del mar en tus labios.

Somos conscientes de que está basada en una historia real, y eso la convierte en algo mucho más visceral. Sabemos lo que va a pasar, pero eso no impide que pasemos los 107 minutos pegados a la butaca. En principio parece una duración corta para un film de este género, pero el tiempo está aprovechado al máximo. La furia del océano en estado puro y la búsqueda, tanto de los seres queridos como de la parte de tu ser que arrastró la corriente, esa pequeña parte llamada inocencia, a la que jamás volverás a ver.

Cabe destacar la destreza con la que se expone el dolor. En varias ocasiones el espectador se ve prácticamente obligado a apartar los ojos de la pantalla, porque ve algo totalmente inesperado, pero inquietantemente real. Hay personas heridas, hay gente desaparecida. Incluso los padres, creídos superhéroes por sus hijos, pueden salir muy mal parados.

En un principio pensé que Naomi Watss y Ewan McGregor llevarían el peso de los personajes principales, pero me llevé una grata sorpresa al descubrir el excelente trabajo que hace Tom Holland (Lucas). Espero que su carrera se vea impulsada por esta espectacular interpretación.

El cartel promocional es prácticamente perfecto. No suelo comentar acerca de ellos, porque normalmente son simplemente comerciales, aunque técnicamente muy bien resueltos. Sin embargo, éste sin decir nada lo dice todo. No existen rostros, pues están representadas todas las personas y todas las familias que sufrieron tal desgracia. Al menos, eso es lo que yo interpreto.

Pero tiene un par de aspectos negativos... Algunas transiciones y cambios de plano son bruscos, forzados. La banda sonora es espléndida, pero más aún lo es la ausencia de ella. A pesar de ello, hay momentos en los que va un poco a destiempo, no han sabido aplicarla en los momentos oportunos.

Además, fallan ciertos aspectos técnicos y de maquillaje. Alguien dirá que son detalles sin importancia, pero yo pienso que, al fin y al cabo, no cuesta más esfuerzo hacerlo un poco mejor. Después de tragar semejante cantidad de agua salada, lo normal es que tengas los labios extremadamente hinchados, blancos y agrietados, y que tu voz sea ronca, sin poder apenas gritar (tendría que ver la V.O para comprobar las voces originales). Pero esto no sucede, simplemente se pasa por alto.

Como curiosidad, los nombres de los demás quedan perfectamente claros, pues se gritan una y otra vez: Maria, Simon, Lucas... Pero al padre (McGregor/Henry) no se le llama por su nombre prácticamente en ninguna ocasión.

Nota: 8